EL ORDEN DE LOS FACTORES ALTERA EL PRODUCTO PARTE II




¡Hola chic@s! ¿List@s para brillar?

Lo prometido es deuda y no os quiero hacer esperar más: estos son todos los productos que os debéis poner en el rostro para un maquillaje completo:

  •           prebase o primer
  •           base de maquillaje
  •          corrector
  •           polvos para sellar
  •          contorno
  •          bronceador
  •           colorete
  •          iluminador
  •           fijador

¿Os parecen muchos? ¿No tenéis ni la mitad? Está bien, vamos a ir poco a poco ¡¡¡¿Quién dijo miedo?!!!

Hummm… ¿Queríais ya la lista de productos necesarios para hacer un buen maquillaje de ojos? No, venga, esa la dejamos para otro día, mañana o pasado, a ver lo que me extiendo en el rostro, y ya vamos viendo.

En primer lugar, la prebase: Su propio nombre lo indica, se pone antes de la base de maquillaje, y puede servir para un millón de cosas, pero ante todo su función principal es fijar el maquillaje. La prebase es incolora, se podría decir que es como una crema hidratante, pero su función no tiene porqué ser sólo hidratar, puede también tener usos específicos que deberemos buscar en función de nuestro tipo de piel y necesidades de cada momento. Y me explico, si una tiene la piel seca, va a querer sobre todo, que la hidrate, pero la que la tenga grasa va a querer todo lo contrario, que le ayude a controlar los brillos. Asimismo, si tienes una piel porosa, vas a querer que te ayude a difuminar esas imperfecciones, y como esos tres ejemplos, hay que descubrir cuáles son nuestras necesidades y adquirir la prebase que mejor que ajuste a las mismas. Por otra parte, podría ser que únicamente quisiéramos hidratarnos la piel—básico tengas la piel que tengas—y ayudar a fijar el maquillaje, a que dure más, a que no se mueva, pues bien, entonces nos valdría cualquier prebase buena, porque precisamente esa es la función indispensable que debe cumplir.

Pero la cuestión no estriba solo en las funciones que queramos que cumpla, también hay que referirse en este caso, al formato. Las hay en spray, con texturas más líquidas, más densas, en crema…y ante semejante amalgama ¿cuál elegir? Bueno, dos cosas, la primera, va a depender un poco de nuestras preferencias personales, la segunda, también tendremos que ajustarnos a lo que ofrezca el mercado según lo que queramos de ella. Bueno, tres, si nos equivocamos con la primera no pasa nada, porque lo interesante de esto, es probar productos distintos, descubrir matices en ellos, y que decidir nuestro preferido sea imposible, porque todos los que hayamos probado nos hayan gustado. Y como no hay tres sin cuatro: hay que quitarle hierro al asunto, porque la verdad es que, aunque un producto no sea, una vez comprado, todo lo que esperábamos de él, nos va a valer para ir tirando, y hasta que podamos, y queramos comprar algo mejor; con ello quiero decir que ni somos profesionales ni vamos a nuestra boda todos los días, y para ello, un poco da igual el producto escogido, por que más o menos todo nos va a ir funcionando bien.

En segundo lugar, bases de maquillaje: Mirad que llevo poco escrito, pues hace que empecé el blog unas pocas semanas, sin embargo ya he mencionado dos veces una regla de oro que no hay que perder de vista: el color de tu base debe ser el color de tu piel. Es así, no intentéis usar un tono más oscuro, se va a ver artificial y feo en el rostro. Entiendo la inquietud por darle color a la cara, repito, yo soy bastante blanca de piel, pero no es este producto el indicado para ello. Para empezar, por bien que os extendáis la base, siempre se van a ver otras partes de vuestro cuerpo que van a indicarle al otro cual es el tono de tu piel, por otra parte hay dos zonas fundamentalmente, que por estar contiguas al lugar donde te aplicas la base te van, no sólo a delatar, sino a hacer que parezcas una jirafa: a topos. Pues recordad que, las orejas seguirán estando ahí, y el cuello, salvo que lo maquilléis por completo, escote incluido, aunque no creo que lo hagáis, ni estoy segura que la base del rostro se deba extender a la ropa y ensuciárosla (porque os aseguro que eso es lo que pasará), así que no os lo recomiendo, pero oye, cada uno que haga lo que quiera.

Por otra parte se trata de un producto también lleno de texturas, hay bases líquidas, más en crema o incluso más densas, las hay en barra, en spray o en mousse, y eso así, a bote pronto, que fijo que me dejo algo. Y de nuevo la eterna pregunta ¿cuál usar? Y de nuevo os daré la misma respuesta que antes: usad la que os funcione. No le tengáis miedo a una textura, no le cojáis manía a un determinado formato—aunque si bien lo hacéis tampoco pasa nada, porque hay variedad—pero no hay que limitarse y además hay que atender a factores tan diversos como la época del año en la que estemos o la forma en que nos la vayamos a poner en el rostro para trabajarla. Y os doy un ejemplo, hace años, muchos años, me compré un maquillaje en formato mousse  y adoré su textura, era fácil de trabajar y la cara se quedaba aterciopelada, con un tacto precioso, y pensé, ¡jolín! Pues a partir de ahora todo mousses, sin embargo, si hubiera sido fiel a ese pensamiento, me estaría perdiendo tantas cosas, y principalmente una cuestión: por lo que sea esa textura se usa poquísimo, así que hay que abrirse y experimentar. También es cierto que en la época que os hablo, yo después de la base de maquillaje—las contadas veces que la utilizaba—pensaba que ya había acabado. Si, en serio, no me ponía nada más en el rostro, y sin embargo ahora sé que con la base apenas he empezado. Y es que la palabra lo dice todo: base, y sobre la base, hay que construir.

Y nada más por hoy, me despido no son antes recordaros que podéis contactar conmigo dejándome un mensaje en el blog, o bien escribiéndome un mail a madreyluegoexisto@gmail.com, os contestaré encantada, y siempre, listas para brillar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

PISTOLETAZO DE SALIDA

PEDIDO A NYX. (SEGUNDA PARTE)